Si nos fijamos en una de las mayores causas de abandono de nuestra salud bucodental, ya sea en niños o mayores vemos que sin duda el miedo al dentista, o más bien dicho, miedo al dolor que podamos sufrir en la consulta. Eso solo nos conduce a acudir al centro cuando el dolor ya es de una intensidad muy alta, cosa que dificulta el tratamiento.

El miedo se caracteriza por una emoción que causa una sensación desagradable provocado por la percepción de un peligro (ya sea real o no). Esto nos conduce a la tan temida ansiedad.

El temor a acudir a la consulta lo debe comunicar al equipo de trabajadores, y ellos con técnicas diversas, le ayudarán a que su estancia sea lo más agradable posible.

En caso de que el miedo sea muy difícil de controlar, en la consulta contamos con la técnica de sedación consciente que, junto con la colaboración de un anestesiólogo podemos monitorizar al paciente, para así poder conseguir una buena colaboración.

Es cierto que como revelan varios estudios, en la actualidad cada vez más gente está perdiendo el miedo a los dentistas, por el hecho de los avances, que provocan que podamos controlar mucho mejor el dolor dental de los pacientes, y así mismo, una buena comunicación con ellos siempre ayudará a una mejor estancia en la consulta.

Así mismo los estudios también nos enseñan que podemos evitar este miedo en nuestros hijos, si nosotros les transmitimos una sensación de tranquilidad, porque cuando somos pequeños observamos el mundo a través de nuestros padres. Por ello debemos inculcarles la visita al dentista como algo normal desde pequeños (de modo contrario, si acude al dentista por primera vez por dolor, lo recordara como algo negativo). Que los padres vengan tranquilos es tan interesante como procurar directamente que el niño se relaje. Es muy importante de no amenazar al niño con ir al dentista si se porta mal u otros comportamientos similares.

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